Ni se puede ver desde la Luna, tal y como se empezó a decir a principios del siglo XX, ni desde el espacio, salvo en contadas ocasiones en que la climatología es la perfecta. Sin embargo, es comúnmente aceptado lo contrario. La Gran Muralla China, de la que actualmente se conservan casi 9.000 kilómetros (apenas un 30% de la longitud que llegó a tener), tiene en cambio tan sólo entre 4 y 5 metros de ancho de media, lo que imposibilita el tan famoso visionado desde transbordadores espaciales y naves en órbita. Lance Armstrong dijo al respecto:
No he conocido a nadie que me haya dicho que ha visto la Muralla China desde la órbita terrestre. Le he preguntado a mucha gente, particularmente a gente del transbordador, que han orbitado varias veces sobre China durante el día, y aquellos con los que he hablado no la han visto
Ni tan siquiera la pudo ver Yang Liwei, el primer taikonauta chino, en las catorce vueltas alrededor de la Tierra que la cápsula Shenzhou 5 dio en 2003.
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